lunes, 7 de mayo de 2012

Colombia 2012: Bogotá y sus barrios

Una preciosa mañana se había despertado en Bogotá, nosotros, todavía muertos de cansancio remoloneábamos entre los frescos y veraniegos sacos de dormir (lamentando el frío digno del más puro invierno aún estando en verano). ¡Parecíamos no haber salido todavía de España y de ese crudo invierno que habíamos dejado en Madrid!

Estábamos durmiendo en un cuartel de la policía colombiana, donde los policías son entrenados, por lo que había campos de tiro, capilla, biblioteca, bar... Estábamos totalmente escoltados por policías (y sobre todo las mujeres ya que un buen "batallón" dormía en frente de nosotras y nos vigilaban por los ventanales, para que no nos pasase nada, no seáis mal pensados...). Los hombres dormían en un salón en el suelo con aislante y saco, y las mujeres dormíamos en un salón bastante alejado de ellos, en literas, solamente provistas de las tablas del somier, pero se agradecía ya que aislaban un poquito del frío. ¿Por qué tanta separación? Bueno, preguntad a la policía, que fue la que nos cedió el lugar... Al menos podíamos estar todos juntos y vivir en nuestra pompa rutera.... Y cómo era de esperar, un clásico en la Ruta Quetzal: ¡AGUA FRÍA! Las duchas bien fresquitas nos hicieron espabilar y comenzar la mañana con energía...

Foto de Paula Kiernan
Unas compras de "primera hora" en el "Mall" (centro comercial) de al lado, unas cervecitas y unos largos paseos por las avenidas gigantes de Bogotá para llegar a cualquier parte, hicieron que nuestra mañana se quedara bastante corta.  Me sorprendió bastante el sistema que tienen los diferentes establecimientos de comida rápida del centro comercial. Al hacer tu pedido te dan un dispositivo, te marchas a tu mesa y cuando está listo, éste vibra y se ilumina, ¡así sabes que debes ir a recoger tu comida, que es tu turno...! ¡Me encantó! Si alguien quiere hacer negocio de exportación que me avise... 


Comimos nuestro primer pollo a la broaster, y nos fuimos a recorrer la ciudad...


Plano de líneas del Transmilenio
Nuestro periplo fue más bien en Transmilenio que en otro transporte. El Transmilenio es un tranvía que recorre la ciudad, y que facilita bastante las comunicaciones... Bogotá tiene "solamente" siete millones de habitantes, y según mi opinión, cada uno de los siete millones estaban ese día en el Transmilenio, en mi misma línea... Tanto, que puedo llegar a decir, que SOBREVIVÍ A UN ATAQUE ZOMBIE... (pero esto os lo cuento después)

Visitamos el barrio de La Candelaria, un barrio tranquilo donde confluyen todo tipo de culturas. De lo más bohemio y donde hay espacio para el turismo, para la cultura, para los barecitos, y para reunirse tranquilamente en una plaza a tomarse un par de cervezas al son de una guitarra y... ¡cómo no! en este ambiente tan propicio a la paz y a la tranquilidad... ¡Anita enferma! Un ente de otro mundo se apoderó de mi cuerpo y no podía ni caminar, tuvimos que parar cada rato porque tenía unos dolores de tripa enormes y lo estaba pasando fatal, apuesto a que mi cara debía ser amarillo extremo...  Aún así, conseguí sacar algunas fotos... 
En el Barrio de La Candelaria
En el Barrio de La Candelaria


En el Barrio de La CandelariaEn el Barrio de La Candelaria
Barrio de La Candelaria, Bogotá


Porque he de decir que batí el récord mundial de ponerse mala en un viaje, ya que la primera "diarrea del viajero" que tuve fue estando en el avión... Decirme vosotros a quien le pasa eso si no es a mí... :S Bueno, que Colombia Quetzal estuvo marcado sin duda por las enfermedades, para mí, y para los 150 restantes... por lo que seré bastante explícita en este tema de aquí en adelante...

Y volvimos, gracias a mi malestar, entre otras cosas... Después de esperar una cantidad abismal de paradas (o eso me pareció a mí de tanta gente agobiando que había en el tren), para llegar a nuestro destino, cuando nos disponíamos a bajar... Una marabunta de zombies quiso entrar en el vagón donde estábamos, del cual intentábamos salir... No había forma humana de salir de allí y yo solamente veía manos, pies y cabezas que arremolinadas intentaban entrar sin guardar ningún tipo de orden, emitiendo sonidos guturales que seguramente provendrían de, por lo menos, ultratumbaEllos, se adentraban en el vagón sin dar tregua a los que allí estábamos... Por un momento pensé que no salia de allí (o que salía de allí convertida en uno de ellos, en zombie, en infectado o como queramos llamarlo). Me acordé de The Walking Dead, de Rec, de 28 días después y de Evil Dead, y hasta del mismísimo Edgar Wright con Zombies Party...). Todo en la fracción de segundo más larga de mi vida... El día que sobreviví a un ataque zombie. Cuando salí de allí creo que mi sensación era una mezcla de alivio, ansiedad y ganas de correr, seguro que algunos de los protagonistas de éstas películas sentían algo parecido... (y yo no tenía motosierra...)

Algo así fue lo que nos pasó... pero mucho peor http://www.youtube.com/watch?v=xOlPTEZw_MI (o eso es lo que yo quise creer). ¿Alguien lo corrobora?

1 comentario:

mariloli dijo...

Que historia tan estupenda, que asfixia al bajar del tren

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