Los siguientes días por Santo Tomé han sido bastante tranquilos. Y no es para menos siendo éste el país más pequeño de África después de las Seychelles. Disfrutamos del mejor chocolate del mundo en la fábrica de chocolate de Claudio Corallo, de una galería de arte fascinante y de bares con encanto y también del Jardín Botánico del país, de extraordinaria belleza.
El lunes descubrimos "Cacau", una galería de arte en la que además de ver una interesante muestra de obras de artistas de la zona y de tiendas preciosas, había WiFi. Mi móvil debe estar maldito porque soy incapaz de conectar a la mayoría de redes que encuentro. Quiero pensar que en Santo Tomé, cómo acaban de poner el 3G, puede funcionar un poco a golpes...
Artesanía saotomente en "Cacau" - Mujer trabajadora africana |
También estuvimos en la fábrica de chocolate de Claudio Corallo. Allí nos ofrecieron una degustación chocolatera digna de los mejores paladares, y gratuita. Cómo bien repite Claudio durante la experimentación de sabores, él no es pastelero sino ingeniero agrónomo. Un italiano apasionado del café y del cacao instalado en el mejor sitio para experimentar. De ahí sólo podía salir algo bueno: su chocolatería.
Claudio Corallo ofreciendo su degustación de chocolates |
Claudio Corallo haciendo su degustación |
Chocolates de café saotomense |
Chocolates de cacao, de café, de gengibre, naranja e incluso de sal y pimienta se pueden degustar en la fábrica de Claudio Corallo. |
La noche la pasamos en Ó Pico Mocambo, un bar algo escondido con muy buen ambiente. Lo lleva un francés, por lo que está siempre lleno de blancos y de negros bohemios o con ganas de conocer blancos. La pena es que cierran a las 12, y cuando más motivado estás, te tienes qué ir...
De vuelta a la actividad, el martes, quedamos con unos chicos para ir en moto a ver una parte de la isla. Los caminos son muy complicados, por lo qué todo el mundo tiene un jeep, una moto o vehículo similar. Las motos eran un poco ruinosas y yo fui todo el camino convencida de que el chico me iba a tirar. Afortunadamente acabó todo bien. Dos sustitos en el camino y la tensión acumulada, provocaron que todavía a día de hoy (3 días después) siga teniendo agujetas de los baches y movimientos involuntarios.
Nuestro guía del Jardín Botánico nos ofrece una frambuesa |
Terminamos comiendo bananas y utilizando aloe vera para aliviar los picotazos de mosquito que habíamos sufrido en el jardín, gracias a nuestro guía Francisco. Me encantó saber que se puede pasar la noche allí y avistar los pájaros que vuelan bajo por el jardín. De las 120 especies que sobrevuelan los cielos del archipiélago, 28 son endémicas y muchas fácilmente divisables desde cualquier rincón de las islas.
Teníamos idea de hacer una buena caminata a Lagoa Amélia, un cráter de volcán en un lago, algo bastante curioso, pero en el Jardín Botánico nos dijeron que no podíamos ir sin guía (eso sí, por cada guía te cobran una pasta). No sólo prescindimos del guía (no es nuestro estilo), sino que además no fuimos... Comimos en un bar pequeño en un pueblito en la carretera y a casa.
Flor de Pico de Papagaio |
El miércoles no hicimos demasiado... Algunas compras, nos volvimos a comer otro centollo y repetimos misa (aunque ésta vez nos confundimos de día y no había liberaciones, qué es cómo llaman al día en que sacan el demonio de la gente). Total: un día light.
Acabamos el día recargando pilas con un concierto en Cacau para al día siguiente partir hacia la otra isla. A partir de ahora, una semana por Príncipe.
2 comentarios:
un buen zapato dice mucho de quien lo lleva puesto.......por cierto te compraste otras chanclas :se te rompieron en la selva
sigo con las mismas, ya las abandonaré a la vuelta
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